PRIMERA PARTE:Relator (en off): En la corte de Francisco I de Francia los obsecuentes cortesanos observan las airadas reacciones del monarca con cierta preocupación. La ira del rey tiene motivo: ha perdido la batalla de Pavía frente a Carlos I de España, quinto de Alemania, y se apresta a no cumplir el tratado por medio del cual recuperó su libertad. Además, le preocupa la suerte de su heredero, quien con el tiempo llegaría a ser Enrique II, que no solamente habría de morir por accidente en un torneo, sino que también casaríase con Catalina de Médicis. Por si todo esto fuera poco, han llegado noticias al rey de que un peregrino desconocido, quien dice proceder de Cremona, ronda desde hace varios días la corte, con intenciones poco claras.(La orquesta ataca la Obertura. En medio, reclinado, se halla Francisco I)Francisco I:
El rey está enojado y muy furioso
el rey está aquí… el rey soy yo
¡Dios mío!, qué rey tan furioso soy
Pateo en el suelo, me tiro los dientes
me muerdo los codos
¡Dios mío!, qué rey tan furioso, yo
oh tan furioso yo.
SEGUNDA PARTE:Relator (en off): Francisco I pasa por un período depresivo, ya ni siquiera las batallas que pierde logran despetarlo de su apatía. Rafaello de Cremona dejó de rondar la corte hace ya mucho tiempoy los esbirros que el rey envió en su seguimiento, pronto lo perdieron de vista, aunque sospechan que partió hacia Sevilla. El monarca cree recordar que Rafaello es un agente secreto a su servicio, pero ni él mismo se atrevería a asegurarlo. Se aburre e increpa a sus cortesanos, los insta a que vayan en busca de entretenimientos que disipen su tedio.Francisco I:
Hace un mes que ya no juego
que no juego al ajedrez
ni siquiera aguanto el ludo
ni tolero el ta-te-tiOh, infames cortesanos, para qué servís
si entretenimientos no me conseguísCoro:
Compañeros nos conviene
ir a buscarle algo al rey
algo para divertirlo…Francisco I:
… para qué servís
Dios mío, Dios mío, que rey tan furioso
tan furioso yo, tan furioso yo.
Composição: Les Luthiers.
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